miércoles, 9 de febrero de 2011

A gavilla VII

As fontes escritas.

A tradición oral tróuxonos ata os nosos días as historias máis ou menos mitificadas das gavillas de ladróns como as que viñemos contando do Tasende e de Pepa a Loba. Polo camiño, ó longo do tempo, fóronse perdendo outras no esquecemento. Aínda así, podémolas rastrexar a través dos expedientes xudiciais da época.


Precisamente do tempo de Tasende, na primeira metade do s. XIX hai rastro de roubos na bisbarra da Maía dos que xa apuntabamos a gavilla de Josefa Míguez cando fixemos a introdución a este tema. Daqueles feitos e xentes non se teñen rexistrado recordos nin narracións que teñan perdurado ata a actualidade, sen embargo deberon ter dado moito que falar durante moito tempo, a xulgar polos expedientes xudiciais.

A Gabilla de Josefa Míguez.

Non parece que Josefa Míguez fose a xefa desta gavilla pero foi a que máis resaltou entre os incausados.

Ala por setembro de 1830, rouban cara a noitiña a taberna do Santo, rexentada daquela por Antonio Fernández. Seu fillo Juan, de dez anos, logra fuxir e avisar o cura que toca as campanas da igrexa, facendo concorrer ó lugar moitos veciños o que fai que fuxan os ladróns disparando tiros ó aire co seu botín.

Así nolo describe o notario da xurisdición cando se abre unha investigación para descubrir ós moinantes.




Manuel Antº Domínguez escribano de S. M. y Notario in solidum de la jurisdicción de Altamira.

Certifico, que en diez y nueve del corriente mes por el celador del lugar del Santo Parroquia de San Juan de Ortoño, una de las de que se compone esta dha jurisdicción, se dio parte al Señor Juez Real y ordinario de ella, de que en la noche anterior y cosa de hora de nueve y quarto de ella, había sido robada la casa de su vecino Antonio Fernández de oficio tablanero y tabernero en dicho lugar de Santo, por una porción de ladrones que muy en breve se habían marchado tirando tiros a causa de que a las voces que se habían dado por la mujer de dho Fernández y por un hijo que tubo la fortuna de escaparse de entre los ladrones y haber puesto en noticia del cura párroco el acaecimiento, tocaron las campanas y reunieron muchos vecinos de la parroquia. En vista del cuyo parte por dho Señor Juez se ha proveído el conducente auto de oficio, y consiguiente se recibió en las declaraciones de Miguel Caamaño cazador del Regimiento Provincial de Compostela y vecino más inmediato a la casa del expresado Antonio Fernández, la del citado celador, la del Antonio Fernández la de su mujer María Rey, la de Juan Fernández hijo de aquel de once años de edad por medio del exploramiento y las de Manuel Padin Mayordomo pedaneo y Andrés Domínguez que también fueron sorprendidos en la taberna por los ladrones y por consiguiente se paso al reconocimiento por medio de los maestros carpinteros de los cajones de una naveta y de un baúl que aquellos han maltratado para extraer de adentro el dinero, ropas y alhajas que han llevado, puesto que no han hecho otro mas rompimiento ni fractura motivado de que quando hicieron entrada, hallaron las puertas abiertas. De cuya averiguación resulta de que los ladrones que serian en numero de ocho a diez no han sido conocidos y que todos traían armas de fuego que apresuraron la marcha a causa del ruido de las campanas, y que la dirección que llevaron fue la de la ciudad de Santiago; quienes han maltratado con varios golpes al Antonio Fernández y su mujer María Rey que es quanto hasta ahora se pudo adelantar, no obstante de que por el señor juez esta terminado el continuar en las mas averiguaciones para ver cono seguir el descubrimiento de los malhechores, y aun tomando algunas precauciones secretas. Y a consecuencia de lo prevenido por el señor juez para poner lo ocurrido en conocimiento de los S. E. los Señores de dha Real Sala del Crimen de este Reino, formo el presente que firmo en esta hoja de papel del sello quarto de oficio, estando en dha jurisdicción a veinte y cinco días del mes de septiembre de mil ochocientos treinta.

Anque semelle que a xustiza e os medios da época sexan pouco dilixentes ou efectivos, xa veremos como esta apreciación estaba lonxe da realidade.


Continuara.



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